El Bajísimo vencido por el Altísimo - Henry Pabón - 25 Febrero 2018
El Bajísimo vencido por el Altísimo - Henry Pabón - 25 Febrero 2018
Así como toda nación que no conoce su historia está condenada a repetirla, toda iglesia que no conoce a su enemigo está condenada a ser destruida.
Con este principio el Pastor Henry Pabón inicia su predicación, explicando las distintas características del enemigo y la forma como este ataca nuestra vida, la iglesia y la sociedad.
¿Quién es el diablo?
En el griego (diablo): es el adversario, acusador y calumniador.
En hebreo (satán): enemigo.
En el árabe (satanás): el mal camino.
Solo hay un camino hacia la Salvación tal como nos enseña Dios en la Biblia, y es Jesús.
¿Cómo ataca el diablo?
El diablo se presenta a través de:
Pensamientos y mentiras que se convierten en obsesiones.
Divisiones y pensamientos que cuestionan la necesidad de la autoridad.
Cuestionamientos sobre el poder que tiene la Biblia para nuestra vida.
¿Cuándo y cómo fue creado el diablo?
A diferencia de Dios que no tiene principio y fin, el diablo fue creado, es decir, tendrá un fin.
En el corazón del diablo se halló maldad, esa fue la causa de su caída. | Ezequiel 28: 12-19 Él se llenó de maldad a causa del orgullo.| Santiago 4: 2-3.
Por esta razón, el orgullo es el origen de las adicciones, pues las personas adictas solo piensan en su propio placer o bienestar.
¿Cuál es la misión del diablo?
Destruirnos (1 Pedro 5:8): “...el anda como león rugiente buscando a quién devorar”. Así como un león se alimenta de carne, una persona o cristiano carnal es una presa más fácil de devorar para el diablo, en consecuencia, lo que de verdad puede destruir a la iglesia es el orgullo, no la persecución.
¿Cómo poder ser libres del ataque del diablo?
Debemos aplicar el principio que encontramos en 1 Pedro 5: 5: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere el tiempo”. Uno de los nombres de Dios es Elohim y significa el Altísimo, para enaltecer a Dios y quitarle el poder al bajísimo es necesario humillarnos y vivir postrados ante Dios.