Jesús, mi buen samaritano - Natalia Nieto - 14 Diciembre 2014
Jesús, mi buen samaritano - Natalia Nieto - 14 Diciembre 2014
Jeremías 5:21: “Escucha esto, pueblo insensato e ignorante, que tiene ojos pero no ve, que tiene oídos pero no escucha”. Muchas veces asumimos el día a día, no nos damos cuenta de las cosas que nos rodean y vivimos en piloto automático, como hijos de Dios no podemos asumir la vida de esta manera.
Lucas 10:25-37 narra la parábola del buen samaritano. De ella podemos aprender que necesitamos mantener los ojos abiertos y ser las manos de Dios aquí en la tierra. Tenemos que entender que el amor es más práctico que teórico para ser sensibles a la necesidad de otros. ¿Si no vemos al prójimo cómo lo vamos a amar?
Dios es el Padre de la consolación y nos enseña a través de su ejemplo. 2 de Corintios 1:3-4 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.
Actitudes que nos hacen ciegos a la necesidad de otros:
- Ver el dolor o la situación y no interesarnos por ayudar.
- Creer que el necesitado exagera.
- Creer que su necesidad hace parte de la voluntad de Dios.
¿Qué dice la Biblia?
Santiago 2:15-16 dice: “Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?”.
Beneficios de tener los ojos abiertos:
- Compasión
- Actos de amor
- No lastimar
¿Qué necesitamos para ser sensibles a la necesidad de otros?
- Desear ver.
- Ejercer en nuestra voluntad.
- Estar dispuestos a ser interrumpidos en nuestro camino para ayudar a las personas.
Lecciones:
1. Nadie nos va a entender ni a sanar como solo Jesús puede hacerlo. Efesios 2:5.
2. Jesús se detiene, se acerca, ve nuestra necesidad, nos limpia y desinfecta nuestra herida a través de:
- El vino: que es su sangre. Hebreos 9:14.
- El aceite: la sanidad del Espíritu Santo. Gálatas 5:22.
- La venda: es la Palabra de Dios. Salmo 7:47.
Necesitamos del vino, el aceite y el vendaje para recibir la sanidad en su totalidad.
3. El Samaritano cargó al herido así como Jesús lo hizo con nosotros al asumir todos nuestros dolores en la cruz.
4. Cuando nuestros ojos y nuestro corazón deciden ver recibimos la compasión de Dios y vemos a través de los ojos de Jesús.
5. Gálatas 6:2 dice: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo”.
Predicación del 14 Diciembre de 2014 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Natalia Nieto. #SuPresenciaenInternet