Jesús fue abusado - Pastor Andrés Corson - 2 Febrero 2014
Jesús fue abusado - Pastor Andrés Corson - 2 Febrero 2014
“No dejes que el abuso destruya tu vida” es una de las frases con las que el pastor Andrés Corson comienza su mensaje refiriéndose al abuso verbal, físico y emocional. Agrega que Jesús mismo fue abusado, para que tanto abusados como abusadores sean libres (Isaías 53:3).
¿Cómo reconocer el abuso?
Cuando sientes miedo hacia esa persona, tienes que cuidar todo lo que dices porque cualquier cosa lo/la hace enojar, controla tus relaciones con otras personas, te ha alejado de tu familia o amigos, es celoso(a) y posesivo(a), controla lo que haces, controla tu dinero y los lugares a donde vas, no te deja trabajar, no provee lo que necesitas, le cuesta controlar su mal genio, te grita, te avergüenza, nada le satisface.
¿Qué hace que una persona se convierta en un abusador?
El pecado, la amargura o el dolor emocional, el haber sido abusado(a) puede convertir a una persona en abusador(a), no saber manejar en estrés, sentir inseguridad frente a los demás y tener la necesidad de controlar, reaccionar ante la actitud pasiva de otros.
En cuanto a los hijos, ¿cómo disciplinarlos?
Hay diferencias entre disciplina y abuso, la primera tiene como propósito formarlos, enseñarles lo que está bien y mal, enseñarles a ser sabios. Lo segundo tiene como finalidad producir dolor, miedo, control o descargar rabia sobre ellos. Solo se puede disciplinar un hijo cuando se le ama. Sin amor no hay disciplina, hay abuso.
Proverbios 22:15 dice que se debe usar la vara para disciplinar a los hijos. ¿Por qué la vara? Porque no está cerca, hay que buscarla y eso da tiempo para calmarse y perdonar al niño y no maltratarlo. El dolor de la vara es mínimo comparado con el dolor que causa el abuso verbal, emocional o físico.
¿Qué no hacer con los niños?
La Biblia dice que de los niños es el reino de los cielos, además asegura en Mateo 18:10 que Dios les ha asignado ángeles especiales que contemplan el rostro de Dios. No se debe: Usar la mano para castigarlos (eso es abuso), bañarlos con agua fría, avergonzarlos, no darles de comer, criticarlos, decirles palabras groseras o que los lastiman, decirles que no son nuestros hijos o que son difíciles de amar.
No se puede disciplinar a los niños cuando hay enojo, después de disciplinarlos siempre debe haber un abrazo para que ellos sepan que la disciplina es amor.
Predicación del 02 Febrero de 2014 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet