Continuando con la serie titulada “La Oración” del Pastor Andrés Corson, el siguiente paso es alabanza y adoración: “Santificado sea tu nombre”, y necesitamos saber que así como hay senderos de oración, también hay senderos de alabanza, uno de esos senderos, es el Tabernáculo de Moisés:
1. Atrio (nuestro cuerpo)
2. Lugar Santo (nuestra alma)
3. Lugar Santísimo (nuestro espíritu)
Entonces, ¿cómo podemos llegar al Lugar Santísimo?
En el atrio
1. La puerta: tener una actitud de gratitud.
2. El altar del holocausto: la alabanza exige un sacrificio, pero nuestro cuerpo no está siempre dispuesto a alabar a Dios, por eso tomamos la decisión de hacerlo.
¿Cómo alabar a Dios con mi cuerpo en la iglesia y en mi tiempo a solas?
A. Con nuestras manos
- Aplaudiendo
- Alzándolas
- Tocando instrumentos
B. Con nuestros pies
- Saltando: porque de esta forma nuestro cuerpo se involucra en la alabanza
- Bailando
- Marchando
Saltamos, marchamos, etc... porque el enemigo está bajo nuestros pies, de esta manera le mostramos a Dios que estamos emocionados porque él ha llegado, además, que le damos a conocer a nuestro cuerpo la libertad que Jesús nos ha dado.
C. Expresiones
- Sonriendo: reflejamos la felicidad por encontramos con Dios.
D. Con nuestras palabras (boca)
En el Lugar Santo, donde mi alma se conecta con Dios
1. El candelabro de oro (nuestra mente)
2. La mesa del pan (nuestra voluntad)
3. El altar del incienso (nuestras emociones)
Debemos darle razones a nuestra alma para alabar a Dios, como dice Salmo 103:2. Por eso declarar promesas o palabras que Dios nos ha dado nos llevará a confrontar las mentiras de nuestra mente encontra de Él y nos obligará a enfocarnos en alabarlo.
- Con mi boca proclamo alabanza
- Mi oído lo oye, llega a mi mente y corazón.
- Mi espíritu adora en verdad
Finalmente podemos llegar al Lugar Santísimo, es decir, experimentar la misma Presencia de Dios.