henry pabon

Oración del 8 mayo de 2014 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Henry Pabón. #SuPresenciaenInternet

El PT o Producto Terminado, siempre va a querer demostrar que es perfecto e infalible, que no necesita cambiar nada ni trabajar en ningún área de su vida.

El PP o Producto en Proceso, se presenta delante de Dios porque sabe que lo necesita, reconoce su debilidad y su necesidad de un Salvador.

2 Corintios 4:7 dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. Esto significa que tenemos el tesoro pero, ¡nosotros no somos el tesoro!

Dios decidió guardar su tesoro en vasijas de barro en lugar de guardarlo en el palacio de un rey. En lugar de darle una corona preparó una cruz y lo mando a un mundo caído, ordinario y simple.

Somos importantes para Dios porque dentro de nosotros hay un tesoro, la gloria de Dios.

La diferencia entre un PP y un PT es que el PP reconoce que le falta para llegar a ser como Cristo. En Filipenses 3 12-14 Pablo dice que no lo ha conseguido todo ni es perfecto, pero decide olvidar lo que quedó atrás para lograr lo que está delante y avanzar hacia la meta.

No necesitamos ser perfectos. En la parábola del alfarero, en Jeremías 18, Dios se presenta a sí mismo como el alfarero, nosotros somos sus vasijas de barro. Y como buen alfarero él se sienta en su torno para hacer, moldear, corregir, aplastar y si es necesario volver a empezar.

¿Qué pasa si Dios dice hoy: “volvamos a empezar”?

Hay solo una cosa en la que Dios nos pide que seamos perfectos: perdonar. Pero no podremos hacerlo si no nos perdonamos a nosotros mismos. Hasta que no seamos perfectos en amarnos a nosotros mismos no podremos amar a los demás. Pero debemos recordar que “… el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”. Filipenses 1:6.

Predicación del 16 Marzo de 2014 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Henry Pabon #SuPresenciaenInternet

Una frase del Padre nuestro dice: “venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”. Pero, aunque nuestro deseo debe ser que en la tierra se establezca el reino de Dios, ¿qué difícil es hacer esta oración sinceramente? ¿Por qué?

Cuando pedimos que se haga la voluntad de Dios en la tierra estamos haciéndole un atentado a la rebeldía. El reino de Dios es el establecimiento de su voluntad buena, agradable y perfecta. El reino de Dios es justicia, paz y gozo. Pero eso es justamente lo que hace falta en la tierra. El orden de estos tres elementos nos habla de la manera en que Dios se relaciona con nosotros.

JUSTICIA: Jesús es nuestra justicia pues él tomó el castigo que era para nosotros.

PAZ: podemos estar en paz con Dios porque delante de él somos perdonados.

GOZO: vivimos alegres porque sabemos que pase lo que pase somos justificados delante de Dios y nada en la tierra puede darnos o quitarnos ese gozo.

Dios no es la suma de prohibiciones, él no es el autor del “no hagas, no pienses”. Eso podemos verlo en el huerto cuando le dijo a Adán que podía comer del fruto de todos los árboles, menos de aquel que le daría conocimiento acerca del bien y del mal (Génesis 2:15).

La autoridad de Dios no corresponde a caprichos, él no le dijo a Adán “no lo hagas porque yo digo” Dios le explicó las consecuencias de hacerlo. Sin embargo, Eva se dejó engañar por la voz de la astucia, esta siempre querrá que creamos que el plan de Dios es una mentira.

Siempre seremos libres de escoger hacer lo que a Dios le agrada o no hacerlo. La voz de la astucia en nuestro oído producirá envanecimiento, orgullo, exaltación a nosotros mismos, esto impide que el reino de Dios se establezca pues buscaremos ser nosotros quienes reinamos.

Que venga el reino de Dios a la tierra, y no el nuestro, es una decisión que tenemos que tomar en nuestro corazón.

Predicación del 18 Enero de 2014 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Henry Pabon #SuPresenciaenInternet

Toda historia tiene su protagonista, pero ¿cómo sería la Navidad sin su personaje principal? ¿Es la Navidad un evento social?

La Navidad es el cumplimiento de la promesa de Dios de que enviaría un salvador, quien siendo un Dios perfecto, se hizo imperfecto como cada uno de nosotros. Sin embargo, muchas veces se vuelve más importante la celebración que su protagonista, Jesús.

La Navidad cobra sentido cuando recordamos que Jesús vino a entender y no a juzgar, pues él mismo experimentó las necesidades de nuestra naturaleza humana. Pero, ¿por qué nos cuesta tanto reconocer a Jesús como protagonista? La Navidad es muestra de la misericordia que hemos recibido sin merecerlo, es decir por gracia. Pero esa gracia es contraria a la naturaleza humana porque nos encanta sentirnos admirados y merecedores de ese gran regalo, lo que debemos recordar es que nosotros no necesitamos ser admirados sino admirar al Salvador.

Los protagonistas de la historia no somos nosotros. Cuando le damos a Jesús el lugar que le corresponde él rompe el silencio en nuestra vida, quita los argumentos de la ley que nos acusan y nos recuerda que somos perdonados, recibimos el favor de Dios porque eso es la Navidad. Tal vez no tenemos lo que soñábamos pero tenemos un Salvador quien cuida de nosotros porque tomó nuestro lugar en la cruz.

La Navidad acaba con nuestro reinado, lo tira al suelo y pone a Jesús como protagonista.

Predicación del 22 Diciembre de 2013 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Henry Pabon

Las palabras sabias satisfacen más que una buena comida; las palabras sabias traen satisfacción. La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosechan las consecuencias. Proverbios 18: 20,21 (NTV). Las palabras son una radiografía de nuestro corazón. Santiago 3: 2 asegura que, quien no falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz de controlar todo su cuerpo.

¿Cómo es esa persona perfecta? Alguien en quien habita la verdad y que expresa esa verdad con sus palabras. La lengua puede conectarse con el cielo cuando habla la Palabra de Dios, pero también puede ponerse de acuerdo con el infierno e incendiar nuestra vida. Todos fallamos porque hablamos de más, no somos perfectos, sin embargo, sabemos que el perfecto vive en nosotros, Jesús. La Biblia dice que por el poder de la palabra de Dios todas las cosas fueron creadas. Las palabras tienen el poder de crear o destruir.

Mateo 4: 1-11 muestra cómo enfrentar la tentación con la Palabra de Dios.

1. Satanás cuestionó la identidad de Jesús: la tentación nos hará creer que somos algo que no somos y nos hará vivir conforme a eso. Jesús respondió: “Las escrituras dicen: la gente no vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”. ¿De qué estamos viviendo?

2. Satanás cuestionó su dependencia de Dios: Jesús respondió: “Escrito está: no pondrás a prueba al Señor tu Dios”. No debemos someter a Dios en nuestra oración, debemos someter nuestra oración al poder de Dios.

3. Satanás le recordó a Jesús la necesidad de su carne, (fama, reconocimiento): Jesús respondió: “Vete de aquí Satanás porque las escrituras dicen: adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él”. Necesitamos aplaudir al que nos dio la vida, no necesitamos el aplauso del mundo.

Finalmente cierra con el versículo en Juan 15: 7 que dice: Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido!

Predicación del 20 Noviembre de 2013 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia – Bogotá – Colombia por Henry Pabón. https://twitter.com/henrypabon #SuPresenciaenInternet

Las palabras sabias satisfacen más que una buena comida; las palabras sabias traen satisfacción. La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosechan las consecuencias. Proverbios 18: 20,21 (NTV). Las palabras son una radiografía de nuestro corazón. Santiago 3: 2 asegura que, quien no falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz de controlar todo su cuerpo.

¿Cómo es esa persona perfecta? Alguien en quien habita la verdad y que expresa esa verdad con sus palabras. La lengua puede conectarse con el cielo cuando habla la Palabra de Dios, pero también puede ponerse de acuerdo con el infierno e incendiar nuestra vida. Todos fallamos porque hablamos de más, no somos perfectos, sin embargo, sabemos que el perfecto vive en nosotros, Jesús. La Biblia dice que por el poder de la palabra de Dios todas las cosas fueron creadas. Las palabras tienen el poder de crear o destruir.

Mateo 4: 1-11 muestra cómo enfrentar la tentación con la Palabra de Dios.

1. Satanás cuestionó la identidad de Jesús: la tentación nos hará creer que somos algo que no somos y nos hará vivir conforme a eso. Jesús respondió: “Las escrituras dicen: la gente no vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”. ¿De qué estamos viviendo?

2. Satanás cuestionó su dependencia de Dios: Jesús respondió: “Escrito está: no pondrás a prueba al Señor tu Dios”. No debemos someter a Dios en nuestra oración, debemos someter nuestra oración al poder de Dios.

3. Satanás le recordó a Jesús la necesidad de su carne, (fama, reconocimiento): Jesús respondió: “Vete de aquí Satanás porque las escrituras dicen: adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él”. Necesitamos aplaudir al que nos dio la vida, no necesitamos el aplauso del mundo.

Finalmente cierra con el versículo en Juan 15: 7 que dice: Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido!

Predicación del 20 Noviembre de 2013 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia – Bogotá – Colombia por Henry Pabón. https://twitter.com/henrypabon #SuPresenciaenInternet