En la Biblia encontramos dos atributos aparentemente contradictorios acerca de Dios: su gracia y su justicia. El punto medio entre la gracia y la justicia es la cruz.
“Pues la paga que deja el pecado es la muerte, (justicia) pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor (gracia)”, Romanos 6:23
Somos salvos solo por gracia por medio de nuestra fe en Jesús para hacer buenas obras. Efesios 2:8 dice. “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios”.
Pero aunque un cristiano peque, no es un pecador sino un santo que a veces peca. Un cristiano no es salvo por lo que hace sino por lo que es en Cristo y en Cristo somos perdonados, somos justos y somos santos.
Juan 1:12 dice: “A todos los que creyeron en él (Jesús) y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios”.
Las cosas malas que hacemos no determinan lo que somos. Tampoco podemos llamar a otro cristiano, pecador, adúltero, bandido. Cuando hacemos eso estamos menospreciando la gracia y la obra de Jesús en esa vida.
Cuando alguien recibe a Jesús se convierte en una nueva creación, en una nueva persona, pasa de ser pecadora a ser hijo de Dios, ya no está condenado al infierno sino destinado al cielo. Por eso, el que está en Cristo aunque peque se va al cielo, sin embargo, eso no nos da permiso para pecar (Romanos 6:1-2).
Algunos dudan de su salvación porque:
- Tienen la idea equivocada de que cada vez que pecan pierden la salvación.
- No tienen un recuerdo claro del momento en el cual recibieron a Jesús.
- Un mensaje condenatorio los llevó a dudar.
- Su corazón se ha endurecido.
- No han perdonado.
- Han juzgan a otros, por eso ellos mismos se miden con la vara de la justicia.
- No son salvos.
¿Cómo podemos tener seguridad de nuestra salvación?
- Dios pone esa seguridad en nosotros.
- Se hace evidente cuando hay un deseo de conocer y obedecer a Dios.
- Se manifiesta cuando hay fruto en nuestra vida.
- Lo sabemos porque está en nosotros el deseo de agradar a Dios.
En la Biblia encontramos versículos que apoyan ambas interpretaciones. La salvación no se pierde: Juan 10:27-28, Romanos 8:35-39. La salvación se puede perder: Apocalipsis 22:19, Gálatas 5:19-21.
Hebreos 2:1-3 dice que no podemos descuidar una salvación tan grande. Por eso creemos que la salvación se puede perder y que es necesario cuidarla.
Predicación del 25 Enero de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet