Predicaciones

Dios recompensa a los que le buscan - Primera Parte - Danilo Montero - 25 Marzo 2015

Hebreos 11:6 “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”.

3 cosas imprescindibles para acercarnos a Dios:

  1. Acercarnos creyendo que él es Dios.
  2. Buscarlo diligentemente.
  3. Tener un corazón sincero al acercarnos a él.

¿Qué es buscar a Dios?

  • Es una determinación por buscar y agradar a Dios.
  • Es un deseo profundo y sincero que nace en el corazón.
  • Es buscar su favor y su presencia en todo lo que hacemos.
  • Es hacer todo para agradarle a Dios.
  • Es acudir a Dios en primer lugar frente a cualquier circunstancia.
  • Es buscar a Dios para toda la vida y no permitir que nuestra fe envejezca.

No debemos basar nuestra búsqueda de Dios en el temor a equivocarnos o a estar fuera de su voluntad.

Señales de un corazón que busca sinceramente a Dios:

  • Responder dócilmente a su voz y a su Palabra.
  • Actuar con entusiasmo y diligencia para cambiar nuestra vida y tomar decisiones.
  • Asumir la responsabilidad de guiar hacia Dios a quienes están bajo nuestra influencia o autoridad.
  • Enseñarles a otros a tener profundo respeto por Dios.

El amor de Dios es perseverante y responde tiernamente a quienes lo buscan de todo corazón. 2 de Crónicas 16:9 dice: “Los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con Él (…)”.

Los momentos de crisis son una oportunidad que el cielo nos da para manifestarse a nuestro favor de manera poderosa.

 

Predicación del 25 Marzo de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Danilo Montero. #SuPresenciaenInternet

¿Por qué hacemos lo que hacemos? - Andrés Corson - 22 Marzo 2015

Para saber por qué a veces hacemos lo que no queremos hacer debemos diferenciar entre: pecado original, maldiciones, conductas aprendidas, nuestra carne, fortalezas mentales y demonios:

Pecado original: de Adán heredamos la muerte espiritual, la muerte física y la muerte eterna. Por eso todos nacemos como pecadores. Las consecuencias del pecado original se solucionan recibiendo a Jesús como Salvador (Romanos 6:23). Las maldiciones: Son consecuencias de nuestros pecados, “Siempre se cosecha lo que se siembra”, Gálatas 6:7.

Maldiciones generacionales: lo que pudimos heredar de nuestros papás por causa de sus pecados. Para romper las maldiciones generacionales debemos dejar de cometer los pecados que cometieron nuestros padres (Ezequiel 18:14-17).

Los pecados de nuestros antepasados: los pecados no se heredan genéticamente, las maldiciones pueden pasar de una generación a otra pero los pecados no, estos son aprendidos.

El pecado que vive en mí: aunque en Cristo somos “nuevas criaturas”, el pecado sigue en nosotros y por eso tenemos que reconocerlo, crucificarlo y no permitir que nos controle (Romanos 6:12-13).

Las fortalezas mentales: son pensamientos que tenemos en el consciente o inconsciente fruto de las malas experiencias. Estas se derriban cuando renovamos nuestra mente con la Palabra de Dios y sometemos nuestros pensamientos a Dios.

Los demonios: son seres espirituales demoniacos que usan nuestro pecado, las fortalezas mentales y nuestras conversaciones para influenciarnos.

Cuando recibimos a Jesús se soluciona el problema principal que es el pecado original, pero tenemos que seguir trabajando para apropiarnos de todo lo que Jesús ya hizo por nosotros. 1 Pedro 1:5-7 dice: “Esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”.

 

Predicación del 22 marzo de 2015 en el auditorio de la iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet

Oración de sanidad - Andrés Corson - 6 Mayo 2015

Orar es uno de los propósitos principales por el cual nos reunimos como iglesia, uno de los propósitos de la oración es la sanidad:

  1. Debemos ser conscientes de la presencia de Dios. ¿Qué quiero de Dios?
  2. Renunciar a todo obstáculo: incredulidad, temor, mentiras acerca de Dios, mentiras acerca de la sanidad. ¿Qué creo que Dios puede hacer?
  3. Decido creer. ¿Cuál es mi enfermedad? Jesús soportó nuestros dolores. 1 Pedro 2:24.
  4. ¿Cuáles son las puertas abiertas? pecados, malos hábitos, amargura, rechazo, lo que digo en mi contra. Debo creer que soy perdonado, puedo perdonar y decido cambiar.
  5. ¿Cuáles son las maldiciones sobre mi vida?. Declaro, cambio maldiciones por bendiciones, bendigo lo que no está bien, confío en que Dios todo lo hizo bien.
  6. Renuncio a todo demonio de enfermedad.
  7. En fe declaro todo lo que Dios ya hizo por mi. El poder que levantó a Jesús de los muertos vive en mi.
  8. Veo el milagro. Creo que Dios ya lo hizo.
  9. Oro por los que necesitan sanidad. Creo que Dios puede usar mi vida para sanar.

 

Predicación del 6 Mayo de 2015 en el auditorio de la iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet

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Jesús llevó nuestras enfermedades - Andrés Corson - 15 Marzo 2015

Uno de los beneficios que recibimos por la obra completa de Jesús en la cruz es nuestra sanidad. Isaías 53:4 dice que Jesús: “Se llevó nuestras enfermedades y quitó nuestras dolencias”.

La enfermedad no es la voluntad de Dios. 3 Juan 1:2 dice: “Espero que te encuentres bien, y que estés tan saludable en cuerpo así como eres fuerte en espíritu”. Dios puede usar nuestra enfermedad para su gloria pero eso no significa que es su voluntad.

¿De dónde viene la enfermedad?

La ciencia afirma que hay enfermedades genéticas, mentales, autoinmunes, congénitas, infecciosas, enfermedades de transmisión sexual y de somatización.

Otras causas de la enfermedad son:

  • Maldiciones generacionales: la Biblia dice que muchas enfermedades fueron heredadas por nuestro pecado o por el pecado de algún antepasado. Jesús murió en la cruz para liberarnos pero tenemos que apropiarnos de ese beneficio.
  • Amargura: las amarguras, el resentimiento y los celos afectan nuestro sistema inmunológico y suben nuestra presión sanguínea trayendo como consecuencia la enfermedad.
  • Enfermedades auto-impuestas: la queja, la confesión negativa o usar una supuesta enfermedad para manipular es una puerta abierta a un espíritu de enfermedad. El antídoto para esto es la oración de fe, alabanza, adoración y ser agradecidos con Dios.
  • El diablo y los demonios: debemos encontrar la puerta abierta por donde se han metido (pecado o amargura), confesar el pecado o sanar la amargura y luego echar fuera los demonios.
  • Descuidar el cuerpo: Dios diseñó nuestro cuerpo para que él mismo se sane pero necesita que lo ayudemos a reducir las toxinas que causan enfermedades teniendo buenos hábitos.

 

Jesús busca que actuemos para confirmar nuestra fe y nuestro deseo de ser sanados. Dios ya hizo su parte para sanarnos pero, ¿qué haremos nosotros?

 

Predicación del 15 marzo de 2015 en el auditorio de la iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet

¿Dios no ve nuestro pecado? - Andrés Corson - 11 Marzo 2015

¿Será cierto que aunque hagamos lo malo siempre seremos buenos ante los ojos de Dios? Malaquías 2:17 dice: “Ustedes han cansado al Señor con sus palabras. «¿Cómo lo hemos cansado?», preguntan. Lo cansaron diciendo que todos los que hacen el mal son buenos a los ojos del Señor y que él se agrada de ellos”.

Dios ve todas nuestras acciones, él conoce las intenciones de nuestro corazón y los pensamientos más profundos (Jeremías 11:20). Dios sí ve nuestro pecado pero por gracia, no lo usa en contra nuestra.

Hebreos 8:12 dice: “Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados”. Olvidar es una acción involuntaria, pero no acordarse es un acto de la voluntad. Dios elige no acordarse de nuestro pecado pero aun así lo conoce.

2 Timoteo 2:9 dice: “Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa”. La justificación y la santificación inmediata las obtenemos por gracia, pero la santificación progresiva es resultado del trabajo que hacemos con Dios. Él hace su parte y nosotros debemos hacer la nuestra. 2 Pedro 2:5 dice: “Esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral”.

 

Predicación del 11 marzo de 2015 en el auditorio de la iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet

El Dios que me ve, el Dios que me recompensa - Natalia Nieto - 8 Marzo 2015

Pues Dios no es injusto.No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes como todavía lo hacen”, Hebreos 6:10 (NTV).

La vida de Irena Sendler es un ejemplo de esfuerzo, servicio, y de la fidelidad de Dios.

En 1939 Alemania invadió Polonia y se formó El gueto de Varsovia, el mayor gueto judío establecido en Europa por la Alemania nazi durante el Holocausto, en la Segunda Guerra Mundial. Irena, que trabajaba dando alimentos, ropa y medicinas a los enfermos del gueto, quedó tan aterrorizada con las condiciones de vida que se unió al Consejo para la Ayuda de los Judíos.

Cuando se enteró de que los judíos eran llevados a campos de concentración y a las cámaras de gas, Irena les propuso a las familias sacar a sus hijos del gueto. Este era un delito castigado con fusilamiento. Hasta la evacuación del gueto en 1942, Irena rescató a más de 2.500 niños y fue conocida como “La madre de los niños del Holocausto o El ángel de Varsovia”. Su servicio salvó a tres generaciones. Fue candidata al Nobel de la Paz en el 2007. Falleció a los 98 años de edad en Varsovia, el 12 de mayo del 2008.

Es importante tener claro por qué hacemos lo que hacemos y para quién lo hacemos

Al servir a otros, no solo nos parecemos más a Jesús sino que nos volvemos portadores de la salvación. Al servir a otros evitamos que las personas vayan al infierno. Por eso debemos aprender a servir sin importar si sentimos el deseo de hacerlo o si las personas se lo merecen, si es bien visto o correspondido, si otros lo hacen, si implica dolor o persecución. Colosenses 3:24 (NTV) dice: “Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo.”

Jesús es nuestro mayor ejemplo de servicio. Siendo Dios dejó su trono y vino a servir a ricos y a pobres, a los que le dieron las gracias y a los que lo dejaron solo, a hombres y mujeres, a enfermos, leprosos y esquizofrénicos, a jóvenes y ancianos. Nos sirvió a nosotros siendo pecadores y él Santo.

Dios vio el servicio de su hijo Jesús y lo recompensó, él hará lo mismo con nosotros. Dios nos ve y hay una recompensa para nosotros.

 

Predicación del 8 Marzo de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Natalia Nieto. twitter.com/NataliaNietoP #SuPresenciaenInternet

El poder que te levantó de la muerte - Juan Pablo Landinez - 4 Marzo 2015

Una de las canciones que tocamos en la iglesia dice:

Con poder te levantaste de la muerte, eres Dios omnipotente y tu poder vive en mi. Tu Espíritu está en mí. El poder que te levantó de la muerte, vive en mí. El Dios que resucitó, vive en mí, Jesús.

Escucha Vives en mí de Su Presencia

¿Qué es el poder?

Poder es la fuerza y capacidad para hacer que algo suceda.

¿Para qué quiere el poder una persona sin Dios? Para ejercer supremacía, influenciar a los demás y así obtener beneficios personales. Este poder lleva a la degradación y a la destrucción.

Pero el poder que Dios nos da tiene el propósito de levantar su reino, él lo usa para que estemos bajo su dominio, para que él viva en medio nuestro y para que lo usemos en beneficio de los demás. Este poder nos lleva a la vida.

Uno de los poderes que Dios nos da es el de la sanidad. Isaías 53:5 dice: “Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados”.

El cuerpo humano tiene una capacidad innata para curarse, pero a veces actuamos en contra de ese sistema que tiene el poder de auto sanarnos.

Cuando comemos mal, no hacemos ejercicio y no descansamos en Dios, nos enfermamos. Debemos darle a nuestro cuerpo los recursos necesarios para curarse y permanecer saludable.

Hay un poder que Dios se reserva para entregar cuando él se manifiesta entre nosotros. Dios quiere lo busquemos a él, no solo para que nos sane sino para vivir entre nosotros. Si nos dedicamos a buscar su presencia, él se manifestará con poder.

 

Predicación del 4 Marzo de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Juan Pablo Landínez. #SuPresenciaenInternet

Averigüen bien lo que agrada a Dios - Andrés Corson - 1 Marzo 2015

Somos salvos solo por gracia, por nuestra fe en Jesús, pero las obras son el resultado de esa salvación y son necesarias para cuidarla. 2 Pedro 1:5 dice: “Esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral”.

Además de la salvación, existen otros beneficios por la obra completa de Jesús en la cruz: salvación, santificación, sanidad, victoria sobre Satanás, libertad de las maldiciones o consecuencias del pecado, libertad de la ruina y la pobreza, libertad del temor a la muerte, una vida con propósito.

¿Recibimos todo esto solo por gracia o tenemos que hacer algo?

El punto medio entre la gracia y la justicia es la cruz, Dios hizo su parte pero nosotros tenemos que hacer la nuestra: creer bien, hacer guerra espiritual, eliminar lo que pueda enfermarnos, creer en la sanidad, confesar nuestros pecados, dejar de pecar y santificarnos.

¿Qué es santificación?

Es una vida separada para Dios, Efesios 5:25-27 dice: “Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios. Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable”.

Dios quiere que seamos santos pero, ¿cómo lograrlo? ¿Por gracia, por lo que Jesús hizo por nosotros o por nuestro esfuerzo? Para responder esta pregunta debemos entender que justificación tiene que ver con nuestra salvación y santificación tiene que ver con un cambio de vida.

¿Qué le agrada y qué le desagrada a Dios?

Para ser santos lo primero que debemos saber es qué le agrada y qué le desagrada a Dios, para eso necesitamos conocer su Palabra. Sin embargo, vemos que hay extremos:

  • El extremo de la gracia lleva a las personas a esperar que Dios los santifique sin hacer nada. Esto produce cristianos no comprometidos, mundanos y mediocres que terminan alejándose de Dios.
  • El extremo de la justicia es tratar de ser santos por nuestro esfuerzo humano, el resultado es el legalismo que también aleja a las personas de Dios.

Ningún extremo funciona, lo único que nos hace libres del pecado es la cruz en donde la gracia y la justicia se besaron. El punto de partida para ser santos es la gracia. Cuando entendemos que en Cristo ya somos santos, dirigimos nuestra vida hacia la santidad.

Predicación del 1 Marzo de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por el Pastor Andrés Corson. #SuPresenciaenInternet

Hagamos guerra espiritual - Henry Pabón - 25 Febrero 2015

Santiago 4:7 dice: “Someteos pues a Dios, resistid al Diablo y huirá de vosotros”.

El mundo espiritual es más real que el físico. Mucho de lo que vivimos tiene su origen en lo que ocurre a nivel espiritual. El mundo físico reacciona ante la autoridad que ejercemos en el terreno espiritual, aun así, por estar distraídos perdemos de vista la gran victoria que Jesús conquistó para nosotros.

Santiago 4:7 tiene pasos muy claros y definidos, debemos:

  • Someternos a Dios
  • Resistir al diablo
  • Creer que él huirá de nosotros.

Pero a veces pareciera que entendemos lo contrario: resistan a Dios, sométanse al engaño del diablo y salgan huyendo. Esto es un error.

Juan 3:7-10 dice: “Hijitos, nadie os engañe el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principioPara esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.

La guerra se hace evidente en nuestro estilo de vida. Jesús venció el pecado y esa es nuestra victoria. Nuestra función es reconocer que somos nacidos de Dios. Lo que fue puesto de Dios en nosotros permanece cada día, por eso no podemos pecar.

Sabemos que somos nacidos de Dios porque hacemos justicia y amamos a nuestros hermanos. La trampa del diablo es la amargura, entre más odiemos o expongamos las faltas de los demás, más seca estará la simiente de Dios en nosotros. Es el amor el que vence al espíritu del mundo.

Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6:12.

Por la obra de Jesús en la cruz, tenemos toda autoridad. Cuando el diablo se encontró con Jesús en el desierto, le ofreció toda la autoridad que tiene sobre los reinos de la tierra. Jesús fue tentado tres veces y la última fue la prueba mayor. “Si me adoras, si te rindes, si te sometes a mi nombre yo te daré los reinos del mundo y la gloria de ellos”, le dijo Satanás a Jesús.

Hay una gloria en el sistema del mundo: la fama, el deseo de acumular, de poseer, la gloria de vivir sin límites. Muchos pasamos las dos pruebas iniciales pero al ver lo bien que les va a otros, bajamos el nivel de nuestra guerra. Nos distraemos y nuestra mente se fija en lo que se ve, así perdemos el sentido de lo eterno. Jesús no cedió ante la gloria aparente que se le presentó y con voz de mando respondió: “Vete Satanás porque escrito está, al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás”.

La adoración extrema nos libra de dioses falsos, esta pone nuestros ojos en la gloria de Dios y nos sostiene en la guerra.

 

Predicación del 25 Enero de 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia – Bogotá – Colombia por Henry Pabón twitter.com/henrypabon #SuPresenciaenInternet

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Hemos sido llamados a libertad financiera - Carlos Olmos - 22 Febrero 2015

Verdades que debemos conocer:

  1. Dios quiere prosperarnos.
  2. La bendición de Dios es permanente.
  3. Dios desea prosperidad y abundancia para nuestras vidas.
  4. Dios le cumplió siempre a su pueblo.
  5. Dios quiere darnos para que no pasemos necesidades.

El deseo de Dios es que seamos prósperos y lo confirma la Biblia, Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Y en 3 Juan 1:2 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

El deseo de Dios es:
  • Engrandecer a su pueblo por encima de los demás.
  • Bendecirnos a nosotros sus hijos en cada área de nuestra vida.
  • Que no tengamos que endeudarnos, Deuteronomio 28:12 dice: “Le prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie”.
  • Que nunca limitemos su poder.
  • Que no nos enfoquemos en las cosas materiales, Mateo 6:8.

¿Por qué entonces nos endeudamos?

  1. Porque no estamos contentos por lo que tenemos.
  2. Porque no ahorramos.
  3. Porque queremos aparentar.
  4. Porque nos sentimos presionados a tener cierto estilo de vida.
  5. Porque somos impulsivos al comprar y gastar.
  6. Porque no tenemos dominio propio y nos dejamos llevar por nuestros deseos.

Filipenses 4:6-7 dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.

Tenemos que:

  1. Creer que el mayor placer de Dios es bendecirnos.
  2. Acercarnos a Dios para entregarle nuestra necesidad.
  3. Esperar en Dios.
  4. Tener un corazón agradecido.

¿Cómo ver a Dios como proveedor?

  1. Entender que la gracia no exime la obediencia.
  2. Romper las ataduras generacionales.
  3. Escuchar a Dios y obedecerle.
  4. Saber que Dios es generoso.

 

Predicación del 22 Febrero 2015 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia - Bogotá - Colombia por Carlos Olmos. #SuPresenciaenInternet